Si el verano no es tu época favorita del año, y sientes que no eres capaz de dar rienda suelta a tu imaginación, ni puedes poner en orden tus ideas porque te distrae el tiempo libre y el calor, no te martirices: es normal querer desconectar y descansar. Pero una vez pasada la temporada de relajación y desconexión, la vuelta a la rutina puede ayudarnos a concentrarnos. El hecho de volver a escuchar el sonido irritante del despertador puede convertirse en un aliado a la hora de disciplinarnos y ponernos serios para nuestra tarea. Si ya has pasado el verano entero posponiendo el momento de sentarte a planificar, estudiar y darle vueltas a la historia, cuando escuches el despertador sabrás que ya es hora de quitarse el pijama y ponerse manos a la obra.

¿El momento perfecto para escribir?

• Para muchos autores, la noche es el momento perfecto para escribir. Y es que, cuando todo el mundo duerme, la tranquilidad absoluta y el silencio son los mejores aliados para concentrarse.
• Pero para otros, el momento idóneo es a primera hora de la mañana. Puedes aprovechar incluso esa hora previa a que el resto de la casa se despierte, y darle la bienvenida al día haciendo lo que más te gusta. De esta manera, cuando la escritura vaya rodada y no quieras parar de teclear, pero no tengas más remedio que hacerlo, te darás cuenta de que saltarás de la cama, todas las mañanas, antes incluso de que suene la alarma.

Una planificación adecuada es lo que marca la diferencia entre aprovechar el tiempo y no hacerlo. Puesto que una rutina con actividades específicas ayuda a dejar la mente tranquila: puesto que se puede llegar a todo con facilidad. De esta manera, sentirás que escribir no “acaba” con el poco tiempo libre del que dispones.

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