Editorial Circulo Rojo, 19 de abril de 2022
Cómo introducir en tu novela la muerte de un personaje.
Introducir la muerte de un personaje en tu novela es un acontecimiento que causa pavor a la gran mayoría de los escritores. Pero muchos otros cuentan con este hecho en la trama como una manera de hacer que la historia se llene todavía de más acción y vida. ¿Por qué? Porque la mayoría de veces se usa para motivar a otros personajes a que tomen acción. Desencadenan nuevas aventuras y ponen en jaque a enemigos, o personajes secundarios que, a raíz del acontecimiento, pueden cobrar protagonismo, saliendo de las sombras.
También puede servir como un punto de inflexión en la novela: como hemos señalado, todo puede cambiar a partir de este punto.
Pero, ahora bien, ¿cuál es el momento ideal para acabar con uno de los personajes de nuestro elenco?
Pues depende de ti, de tu obra, de la trama y del ritmo de tu narración. Tienes que tener cuidado porque, es posible que el argumento dé un giro inesperado si el personaje no muere en el momento debido. Tienes que pararte a pensar y analizar todos los posibles escenarios que puedan surgir.
Para asegurarte de que la muerte del personaje en cuestión se hace de forma adecuada, plantéate todas las preguntas posibles:
- ¿Afectará esta pérdida al resto de personajes?
- ¿Y a los principales?
- ¿Cómo actuarán en consecuencia?
- ¿Traerá consigo una revuelta, paz, conflictos o más pérdidas?
- ¿Mejor al principio o al final?
Y lo más importante: ¿es una solución desesperada para poner fin a una situación que se nos ha ido de las manos en la narración? Si la respuesta es un sí rotundo, te aconsejamos que no sigas adelante con el plan, y dediques tiempo a meditarlo. Podrías echar por tierra un bonito proyecto que, seguramente, te ha llevado mucho tiempo construir.
Con ello, hay que analizar si es una muerte totalmente necesaria o “para darle vidilla” al libro. Aquí tienes que diferenciar muy bien los motivos, porque, generalmente, una muerte en vano que trae acontecimientos vacíos, suele cabrear mucho a los lectores. Eso es lo que indicamos en el párrafo anterior.
Cuando el lector se encariña de un personaje y, después se encuentra con su muerte de manera trágica e inesperada; viendo encima, que no sirve para nada (no soluciona el problema, se siente como que se suma “de relleno” a la acción de la trama) y pasa a ser un acontecimiento como cualquier otro, el autor, probablemente, haya perdido un potencial lector.
Por supuesto, no queremos decir que no se use este recurso: cuando la trama lo pide, ¡debe usarse! Piensa que, si el argumento del libro ha sufrido un bloqueo, y que la única forma de hacer que todo avance sea con la muerte de uno de los personajes (da igual que no sea de los principales), adelante.
El clásico de los clásicos: cuando matar al enemigo es el objetivo principal de tu protagonista. ¡Adelante con todo!
Una buena idea para utilizar este "método" que es matar a un personaje, es cuando nos damos cuenta, a medida que avanzamos en la construcción de la historia, que por muy bien construido que tengamos a un personaje en particular, puede que su vida, sus sueños, aspiraciones, etc. no aporten nada a nuestro proyecto. Es un personaje perfecto, bien construido, que nos encanta… Pero en el que no tenemos muchas esperanzas puestas. Siempre que encaje, podemos decirle adiós de una manera que haga crecer la historia, eliminando los pequeños vacíos que haya ido dejando.
¿Te han gustado nuestros consejos? ¿Y tú, has matado personajes en tus obras?